Aveces siento que estoy de vacaciones, que voy a entrar otra vez por la puerta principal del colegio quejándome porque seguramente entraré un Lunes.
Luego exijo a mi cerebro que deje de pensar esas bobadas porque ya voy a la universidad.
Entonces se hace mas grande mis ganas de que el tiempo pase mas lento, mientras todos los demás llaman con desespero que llegue el día del grado por cuestiones de vanidad y de orgullo (vestidos lindos, tacones y un padre en smoking esperando para entregar a su hija en una alfombra roja).
Pero yo sigo pensando en todas aquellas cosas que voy a extrañar tanto: los pasillos; la biblioteca y mis ansias de que llegara una nueva semana para escoger un libro nuevo; los descansos donde disfrutaba tanto escuchar lo que tenían por contarme y lo que yo tenía por contar, que eran muchas cosas considerando que hablo bastante; el uniforme y mi rutina de intentar verme mejor en él a pesar de que siempre fuera igual; las ansías que me daban por escuchar clases que si me interesaban (aunque no fueran todas, siempre me gustaba prestar atención y escuchar lo que tenían que decir los maestros, aunque fuesen cosas que no me interesasen), el tiempo que desperdicié buscando peleas con mis amigas, y mis esfuerzos por procurar que todo estuviese bien; la banda y todo lo que me ha enseñado durante mas de 4 años; y creo que lo más importante: las personas que conocí.
Se me hace casi imposible aceptar que no voy a estar con ninguna de mis amigas cercanas, esas mismas con las que compartí muchos años de idioteces y felicidad... Sin embargo, tengo la certeza de que hay algo más preparado para mí, y que me irá bien en lo que decidí estudiar.
Mi más grande deseo ahora no es que llegue el día de mi grado, sino espero ser una gran profesional, que ayude a los demás recordando los valores y actitudes que le enseñaron en el colegio, porque Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.
-Angie-.
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